Tom Homan, el “zar de la frontera” designado por el presidente Donald Trump, ratificó junto a la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, una intensificación de las deportaciones en ciudades santuario como Nueva York, que de acuerdo con portavoces municipales es una inyección de “esteroides” a las acciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que se pudo haber evitado, si un tribunal no hubiese frenado la orden ejecutiva de instalar una oficina en el complejo carcelario de Rikers Island.

“Ya basta, vamos a inundar la zona, con operativos de ICE”, reforzó Homan, mientras que organizaciones de defensa de los inmigrantes y líderes electos vienen reportando desde el pasado mes de mayo, una franca escalada de detenciones. Especialmente en las cortes de migración, teniendo como foco a personas, sin antecedentes penales, que solo han ido a hacer seguimiento a sus casos.

Esta nueva acción se reveló, justo después de un incidente que involucró a un inmigrante indocumentado, quien disparó a un agente federal de aduanas (CBP), fuera de servicio, durante un intento de robo en Manhattan, el sábado por la noche. De acuerdo con las autoridades federales, el responsable de este hecho, había entrado ilegalmente al país en abril de 2023, desde República Dominicana y tenía antecedentes criminales suficientes para estar tras las rejas.

Sin embargo, por las reformas a la ley fianzas y los estatutos de ciudad santuario de Nueva York, se encontraba en las calles, interpretan los funcionarios federales.

Ante esta reacción, el presidente del condado de Manhattan, Marc Levine, cargó contra estos procedimientos de deportación, al argumentar que ICE para buscar a objetivos peligrosos, “solo necesita una orden judicial”.

“Lo que Homan menciona, es enviar agentes enmascarados y no identificados a nuestras calles, para separar familias y allanar lugares de trabajo. No se trata de seguridad. Se trata de infundir miedo”, remató el demócrata en su cuenta X.

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