omo es predecible, el anuncio del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) que pone fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) hondureños y nicaragüenses, puso más combustible al miedo y a la incertidumbre que ya enfrentan estas comunidades inmigrantes centroamericanas de Nueva York. Para muchos, la opción de regresar a sus países de origen, es un “viaje” que los empujaría a varios abismos. Casi todos infernales.

En el caso específico del área tri estatal, algunos registros no actualizados, apuntan a que esta medida afectaría a por lo menos 3,000 hondureños y alrededor de 500 nicaragüenses, beneficiarios de este alivio migratorio.

Las designaciones del TPS para estas dos naciones centroamericanas, se basaron en la destrucción causada por el huracán Mitch, que azotó a Centroamérica en 1998. Ahora esos países enfrentan escenarios políticos complicados, en donde como coinciden activistas desde Nueva York, predomina una profunda “violencia de Estado”, perpetrada por gobiernos calificados como autocráticos.

“Es absurdo que uno de los argumentos para quitar este alivio, que nos protegía de la deportación y nos permitía trabajar legalmente, sea que nuestro país ya se ha recuperado del huracán, cuando está claramente documentado que en Honduras, existe un narcoestado, en donde se han venido eliminado, poco a poco las garantías constitucionales”, indicó el activista catracho, José Sarabia, residente de Queens.

José asegura que aunque muchos de sus connacionales, ya han buscado otras vías para legalizarse en el país, porque “se sabía” que tarde o temprano este beneficio llegaría a su fin, en los hechos a miles el “sistema migratorio” por décadas, no le dio opciones.

“Entendemos que era un estatus temporal, pero cómo le puedes decir ahora a personas, que tienen hasta 18 años aquí, con hijos estadounidenses, que se auto deporten en unos meses, con un bono de $1,000. Mas aún, cuando no tienen récord criminal y solo han aportado a la economía. Es muy irracional”, aseguró.

Share.
Exit mobile version